5/10/09

NACER EN LA CARA MALA DEL MUNDO

Nuestro amigo Samuel de Addis murió anteayer por la noche. Llevaba años luchando con una gangrena en su pierna . Tenia 34 años.
La gangrena de Samuel parecía que ya estaba controlada gracias a la ultima intervención y al tratamiento antibiótico de choque que le hicimos llegar desde España. Pero se le presentó un shock séptico.
Tenia ilusión y planes de futuro, puesto que después de varios años y desde el ultimo tratamiento ya no tenia dolor en la pierna.
Quería montar su negocio de Internet café y para ellos habíamos pensado en llevarle ordenadores portátiles de los que nos trae la gente, reparados y listos para funcionar. El pensaba ocupar el puesto de cajero, de esta manera no tendría que moverse mucho.
Una se queda pensando en que hubiese pasado si hubiese estado aquí, en España. ¿se podría haber salvado?
Probablemente llego al hospital y no tenían nada o casi nada que ponerle, ni las adecuadas condiciones de asepsia.
Esa es la situación sanitaria para millones de personas en la cara mala del mundo.
Mientras aquí, en la cara buena, nos comen el coco con gripes A y similares.
Que mueran millones de personas por falta de tratamientos médicos esenciales o vacunas parece que no importa para los grandes organismos internacionales.
Al fin y al cabo los pobres no pueden pagarlos y solo sirven para ser usados para ensayos clínicos de medicamentos que nunca podrán disfrutar en su cara mala del mundo.
Y me hace recordar como por poner solo un ej en Cuba los niños con tumores oculares, los retinoblastomas ( muy frecuentes allí) no pueden tener radioterapia intraocular porque EEUU PROHIBE la venta del material necesario, no vaya a ser que los cubanos les manden una bomba radioactiva ( también prohíben el envió de ecógrafos, por la misma razón. Por ello tuvimos que llevar uno alemán y no japones, ya que los japoneses no se atrevían a vendérnoslo. Así mismo están prohibidos también los recambios para las bombas de infusión de los medicamentos que se usan para el cáncer, al igual que todos los medicamentos que tengan conexión con algún laboratorio estadounidense) .

El resultado es que los niños han de recibir radioterapia en la cara, lo que les provoca la aparición de tremendos tumores cutáneos monstruosos que además de deformarlos les conducen a una muerte horrible. Como Ernesto, de 12 años, al que conocimos en el servicio de Oncopediatria del Instituto Oncológico de La Habana hace unos años cuando llevábamos la medicación para la unidad de Oncopediatria.

Vaya este post como homenaje a los Samueles y Ernestos de este mundo con dos caras en que además de la pobreza se añaden los intereses y crueldades de los que mandan.