22/6/10

HISTORIA DE UNA FOTO



Una foto no siempre vale más que mil palabras. A veces, tras ellas se encuentran escondidas historias que vale la pena relatar.

Esta foto es una de esas imágenes. Y no sólo porque sea, sencillamente, maravillosa. En ella se ve a una niña que está como deberían estar todos los niños: contenta, alegre, sana… Feliz. ¡Como debe ser!

Ella es M., una de las niñas pertenecientes al programa de apadrinamientos de Mediterránea, y una de las nuevas alumnas de la guardería. Su madre está sola, y hasta hace poco, apenas podía sacar a su hija adelante. Esta madre ya había tenido que renunciar a dos hijos en el pasado.

Cuando la gente de Mediterránea fue a visitarla a su casa, se encontró con esta foto.

¿A que es inevitable enamorarse de ella? Nosotros no fuimos inmunes. La tomamos en la mano y la admiramos en voz alta.

Caímos atrapados por la imagen de M. Por su sonrisa, por su energía, por su pasión de vivir. Y se lo dijimos a su madre, que la tenía situada en un lugar especial de su casa. Ella la tomó en sus manos, nos la entregó y sólo dijo una frase:

“Quédatela. Yo ya tengo a mi hija”.

Y una foto es algo más que una foto en Etiopía. No es algo que se hace casi sin mirar, que se descarga sin pensar en el ordenador y que se envía a decenas de amigos por mail o por álbumes web. Hacerse una foto en Etiopía es algo muy especial. Una ocasión para la que la familia se viste (a menudo, con ropa prestada para el evento); un momento especial para el que acuden al fotógrafo. Luego, atesoran esa imagen como el tesoro que es, porque rara vez tienen más que una o dos imágenes de cada miembro de la familia.

Pero la madre de M., que ama esa foto, ama muchísimo más a su hija. Y ahora puede estar con ella y ver cómo crece, ríe y aprende.

Gracias a los padrinos de Mediterránea, gracias a sus socios, gracias a TODOS VOSOTROS, la mamá de M. tiene a su hija en casa.

Por eso hemos querido compartir esta foto. Porque es de todos, porque madre e hija están juntas, porque gracias a vosotros ambas tienen una vida digna y M. está contenta, alegre, sana… Feliz. ¡Como debe ser!

Durante este último viaje, cuando acudimos a inaugurar las nuevas obras, pudimos entregar la foto enmarcada de M. a su madre, que, orgullosa, no dejaba de enseñarla a todos. Es, como tantas otras, una madre feliz en Abugida.

En Abugida tenemos a 37 niños apadrinados, y el numero ira creciendo . Si quieres apadrinar, escribe a apadrinamediterranea@gmail.com