Hace cuatro días que llegué de Etiopía y aún tengo los sentimientos a flor de piel, así que no sé si podré expresar todo lo que sentí al visitar los proyectos de Mediterránea.
El primer día que visité Akaki Kaliti fue muy duro. Nunca había visto tanta pobreza!!! Y eso que no era mi primera visita a Etiopía. En Akaki viven los más pobres entre los pobres, y entre esa pobreza conocí a Y, mi ahijada. El recibimiento y el encuentro fue muy emocionante. Unos días más tarde me llevé a Y a Addis a dormir conmigo, y fue una de las experiencias más hermosas de mi vida. Disfrutamos mucho la una de la otra, y lo recomiendo a todos los padrinos. Yo necesitaba estar a solas con ella y, aunque no hablamos el mismo idioma, nos entendimos de maravilla con gestos y, sobre todo, con muchos besos y abrazos. (También debo decir que se enfadó conmigo porque no le alisé el pelo!!!).
¿Qué puedo decir de Abugida? ¡¡¡Es un paraíso entre tanta miseria!!! Lo que más me llamó la atención fue la alimentación: desayuno, comida y merienda, y una dieta variada. Uno de los días probé un guiso de macarrones, lentejas, zanahoria, tomate y cebolla…¡para chuparse los dedos! Me da vergüenza decirlo, pero hasta tomé la merienda de los bombones: un batido de leche, galleta y plátano…¡buenísimo! ¡Así están de gorditos los bombones!
Los niños son felices (y sus mamás también!) Recibí más muestras de cariño en 4 días en Abugida que en todos mis 44 años de vida!!! Y es lo que más echo de menos, los besos y los abrazos de los niños….
Pero no todo fue tan bonito…Junto con Zerihun visitamos varios colegios en Akaki, y uno en concreto me impactó, el colegio Amanuel: 130 niños con las miradas tristes y un mendrugo de pan como única comida divididos entre 3 aulas cuyos techos están a punto de derrumbarse. ¡Cómo no me va a parecer Abugida un paraíso después de lo visto! Hay que seguir trabajando y luchando para que haya más “Abugidas” en Akaki.
Gracias, Mediterránea, por vuestra gran labor.
Eva Eiroa.