Hace dos años, tuve la suerte de acudir a trabajar una semana a Abugida con “Doctor Victoria” (como le llaman allí), la responsable de los proyectos etíopes. Mientras ella hacía la revisión médica, yo iba escribiendo la historia de las familias. Y a veces, era muy, muy difícil escuchar esas historias sin conmoverse, pues eran duras, difíciles, desgarradoras.
Pero han pasado dos años, dos años en los que hemos podido ayudar a todos sus hijos e incluso a las familias más necesitadas gracias a los apadrinamientos. Y muchas cosas han cambiado, ¡para bien!
Dentro de unos cuantos post, vamos a enseñar imágenes de niños felices. Sonrientes, relajados, bailones, divertidos… En resumen, ¡niños felices! Pero ahora queremos compartir algunas de las imágenes que nos han robado el corazón y que nos noquearon – de alegría.
Son las imágenes de sus madres. Mujeres que fueron el alma, el corazón y la esencia de la fiesta de Abugida. No lo fueron ni las autoridades locales, ni religiosas, ni siquiera la gente de Mediterránea: lo fueron estas madres que ahora sonríen, dan palmas, ¡y bailan desenfrenadas! Son mujeres que ahora ven felices a sus hijos y que se han contagiado de esa alegría. Porque para cualquier madre, nada es más importante que saber que sus hijos pueden ser cuidados ,que comen, que están siendo educados, que crecen.
Entre estas madres hay algunas de las familias apadrinadas en nuestro pequeño trozo de paraíso etíope. Yo conocí a algunas hace dos años y ahora las he vuelto a ver, ¡y vaya cambio! Caminan más rectas. Tienen la cabeza más alta. Se visten de colores. Se mueven al ritmo de la música. Disfrutan de la fiesta.
Y sonríen. Y se ríen.
Por eso, y por muchas cosas más, vale la pena el esfuerzo de todos. Socios, padrinos, colaboradores de la ONG Mediterránea: todas estas sonrisas son ¡por vosotros!