Hola! Aquí estamos los “bombones” de la escuela Abugida dispuestos a mostraros lo bien que lo pasamos en la guarde. Los primeros días llorábamos un montón, porque echábamos de menos a nuestras mamás, a las que siempre habíamos estado pegaditos. Tan pegaditos que íbamos amarrados a su espalda con una tela! Pero mami no podía trabajar porque aquí la escuela empieza a los 7 años. Menos mal que existe este oasis en Etiopía.
En unos días dejamos de llorar porque descubrimos que mamá vuelve a buscarnos siempre y que aquí nos quieren un montón. Esto es un mundo mágico, lleno de juguetes, de seños cariñosas, de comida rica, de ropita limpia, de música, columpios, cuentos, marionetas… ¡y muchos amiguitos como yo con los que jugar!
A mí me encanta jugar a las pelotas! Es el rato que más me gusta de la mañana! En realidad, a todos nos vuelve locos. De pronto las seños se miran y dicen algo así como “balones”. Entonces sacan un montonazo de pelotas (en mi idioma kuas), unas grandes y otras pequeñas, unas de gomaespuma y otras inflables, todas blanditas para que no nos hagamos daño, y nos ponemos contentísimos.
Al principio no sabíamos muy bien jugar con las pelotas. Solo los mayores de la pandilla. Ahora ya chutamos, las lanzamos y las recibimos (esto aun nos cuesta), vamos a por ellas y se las traemos a la seño, rodamos sobre ellas mientras nos agarran… ¡Nos lo pasamos bomba!
Ya no me paso el día pegado a la espalda de mami. Ahora juego a las pelotas un buen rato cada día! Y se me olvida que antes estaba triste, que estoy malito, o el hambre que pasé… Creo que estos balones son mágicos. Sí, eso creo.
Hemos oído a las seños de piel blanca hablar entre ellas (con esas palabras raras que usan), diciendo “estos me los compró mi hermana, aquellos me los regaló mi compi Mª Carmen y esos me lo dio Gema…”. Yo no sé quienes son esas, no me entero de nada de esto, pero me lo paso en grande con mis amigos jugando y creo que esas a las que nombran tiene algo que ver en que yo me sienta tan feliz. Qué requetebién!