20/5/12
MADRES COMO LAS DEMÁS
Solo que más pobres.
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/04/09/actualidad/1333968979_264431.html
Este artículo de "El País" hace referencia a la hambruna en el Sahel , entresacamos los siguientes párrafos:
"En Arr, el jefe médico local, Ba Saidou Amar, se dispone a realizar un "test de apetito" a Ibrahim Abdullay Sy, un pequeño de 16 meses afectado de malnutrición severa, para ver cuál es la mejor forma de darle el tratamiento. Su madre, Kadia Mamadou Sy, no parece muy preocupada pero el doctor sí está indignado: "Hay mujeres que quizá tienen 300 o 400 vacas y sus niños están malnutridos, ¿cómo es posible?", se pregunta mirando a la madre del bebé. Ella responde: "Es dios el que ha de mantener a los niños".
"Hay poblado que son millonarios en vacas y de todas formas encontramos niños malnutridos, ¿por qué? Es el comportamiento, hay que cambiarlo", insiste el doctor Amar.
En Mauritania, la mayoría de las padres no ven la malnutrición de sus hijos como un mal a tratar sino como una fatalidad de la que no son responsables y que conviene ocultar a los ojos de los demás. Si acaso, piden ayuda al curandero del pueblo o a la abuela, quienes con suerte proponen remedios que no dañan más al niño pero que también pueden recomendar medidas perjudiciales, como el dejar de dar leche materna al bebé.
De vuelta en Sélibaby, la capital de la región de Guidimakha, Djeinaba Diallo, la jefa de la base de ACH, lo describe gráficamente: "La mamá de una niña con malnutrición severa no quería llevar la niña al centro. Fuimos a su casa y le dijimos: 'Si no la traes, la niña morirá'. Y ella nos dijo: 'Bueno, mi padre ya no está (murió), mi madre ya no está, tengo siete hijos y estoy embarazada: si esta se muere, pues se muere'".
Ni podemos ponernos en el pellejo de una madre africana que ve morir a varios de sus hijos, ni en la mente de las madres del articulo de "El País". La aparente indiferencia puede ser la mascara de un dolor muy profundo, como no acabar construyéndose una coraza frente a la vida que tienen que soportar...
Pero por desgracia este tipo de artículos refuerza la opinión de muchos y muchas sobre que las madres africanas "quieren menos a sus hijos" o "no los quieren igual que nosotros". Esto por supuesto contribuye a tranquilizar nuestras conciencias occidentales, "ellas no les quieren como nosotros" , "tienen muchos niños", "África" está superpoblada, "lo mejor que les pude pasar a los niños africanos es salir en adopción con una familia occidental"...
Pues desde nuestra experiencia queremos ofrecer la otra cara de la moneda.
La de aquellas madres, que pese a circunstancias de vida extremas y horribles intentan con todas sus fuerzas que sus hijos tengan un presente y un futuro, son algunas de las madres que conocimos en nuestro proceso de selección para los nuevos bebes de la guardería de Abugida.
Historias tremendas de pobreza y adversidad pero con un denominador común: el amor a sus hijos pese en ocasiones la manera en que fueron concebidos ( de ninguna manera pretendemos entrar en un debate sobre si se han de querer a no a los hijos concebidos por violación, solo pretendemos mostrar ejemplos de historias reales e inusuales en los medios de comunicación).
H. es una madre ciega con dos hijas, la ultima como resultado de una violación. H acuna amorosamente a su bebe mientras le da de mamar. El padre de la niña es una "buena persona" que la acogió en su casa cuando H. se quedo en la calle con su otra hija al quedarse viuda, y aprovechó para violarla. Cuando supo que H. estaba embarazada, la echó a la calle.
A. trabajaba como criada en una casa y el hijo de la familia la violo y la contagio de VIH.
M. tiene la misma historia que A. Violada y contagiada de VIH, tuvo gemelos.
D. es la madre de A. de 14 meses. También fue violada. Es sorda.
Y el resto de madres son mujeres con historias también tremendas de pobreza y soledad.
Y todas son africanas, en este caso etíopes. Ya está bien de presentar a las madres africanas como madres que quieren "menos" que nosotros. Ya está bien de clichés que nos alivien la conciencia o nos hagan sentir superiores. A ver si los medios buscan también otras muchas historias y realidades que suceden cada día.
El ser pobre no equivale a tener menos sentimientos, como a veces parece que se desprenda de ciertos artículos y opiniones.