Es para mi la institución que tienen las hermanas de la Caridad ( orden Teresa de Calcuta) en Addis Ababa, lugar que conozco más; porque seguro que tienen otros lugares igualmente maravillosos.
Y es especial por tantas cosas...
Por el cuidado que tienen de los enfermos , discapacitados y desahuciados, o sea...por el cuidado que tienen y el amor que depositan en aquellos que nadie quiere tener, en aquellos que casi nadie quiere ni ver.
Salas limpias, bien ventiladas. Una organización ejemplar.
Paz, orden entre personas con vidas anteriormente caóticas en la caótica Addis Ababa, donde la vida vale muy poco y donde muchísimos empiezan a sentirse personas cuando son allí acogidos.
Voluntarios y voluntarias entregados y entregadas con pasión a su altruista labor.
Y un grupo de monjas pequeñitas -indias, keniatas etc- de tamaño y grandes en corazón y coraje con una sonrisa permanente en su boca que cuidan de mas de 1200 personas mas los que acuden al servicio de consultas externas.
Recuerdo un día que me pidieron que examinase a un niñito discapacitado mental profundo que tosía.
La monja - polaca ella y la única grandota- entregándome aquel niño me dijo, mira a ver que tiene este angelito que me tiene muy preocupada.
Porque ellas ven angelitos en todos los que acogen, sean niños discapacitados, enfermos terminales de cáncer o SIDA, pacientes psiquiátricos, ancianos, impedidos...
Desde aquí me gustaría deciros que si vais a Addis Ababa o a cualquier lugar donde estén las hermanas de la Caridad que les visitéis, que les ayudéis. Ellas se mantienen con donaciones y lógicamente cuantas mas reciban, mas podrán hacer.
Mediterránea lleva 5 años colaborando con dinero, medicación y material diverso con esos ángeles en la tierra, porque los ángeles son ellas.
Tienen un aura especial, un halo que les rodea y que llega a todos los que están a su alrededor.
Y lo dice una agnóstica...