HISTORIAS DE ADDIS. HISTORIA DE A.
- A. es una mujer de Addis, nacida en la mítica Gondar, la Camelot de África, la ciudad de los increíbles castillos y visita recomendada y hasta imprescindible si vais a Etiopía.
- Hace unos años, A. vivía sola con sus 3 hijos. Trabajaba de cocinera pero enfermó y la echaron de su trabajo. Se quedó sin trabajo, sin casa y en la calle con sus 3 niños, el mas pequeño un bebe.
- Si vivir en la calle en Addis es extremadamente difícil para un adulto, para un niño significa no solo estar privado de la mas mínima necesidad, sino estar expuesto a la violencia y al peligro de las mafias que controlan la mendicidad y secuestran niños para su negocio, muchas veces mutilándolos para que den mas lástima y así consigan más dinero.
- En este entorno tan hostil, A. decidió renunciar a dos de sus hijos. Conociendo a A. debió ser la decisión mas dolorosa y difícil de su vida. Personalmente me indignan los comentarios esos de: “allá las madres no quieren a sus hijos como nosotros queremos a los nuestros”, “están acostumbradas y tienen varios”...
- Pues no, son madres como nosotras y tienen los mismos sentimientos, exactamente los mismos. Ser pobre no te hace ser inmune al dolor y al sufrimiento, no te hace menos madre.
- Con su renuncia A. quiso evitar una vida llena de peligros e incertidumbre a sus hijos. Pero le quedo ese mismo dolor profundo de la renuncia, y con ello sabia que tenia que vivir toda la vida, además sin saber donde estaban, si estaban bien.
- Casualidades del destino hicieron que conociésemos a A.
- A. era una mujer esquelética, pegada siempre a su niño pequeño que en la época en la que la conocimos tendría poco mas de 1 año.
- Contrastaba enormemente el aspecto famélico de A. con el de su hijo. Bien cuidado, nutrido, podía decirse que ese niño tenia brillo.
- Era evidente que todo lo que conseguía A. mendigando lo gastaba en comida para su hijo.
- A. había estado durante un año entero yendo cada día a pedir noticias sobre sus hijos, sin que nadie quisiese dárselas. Ella no era “nadie”, solo una mujer pobre más.
- Finalmente las tenia, y estaba absolutamente feliz al saber que estaban bien.
- Cuando A. recibía noticias y veía fotos de sus hijos mayores le caían grandes lagrimones por la cara. Esto me despertaba sentimientos confusos, por un lado me encantaba llevarle noticias de sus hijos, y por otro lado verla llorar, así en silencio; me partía el alma.
. - A. recibía ayuda económica de la familia adoptiva de sus hijos, que no quería que A. se viese en la situación de tener que renunciar a su hijo pequeño por pobreza.
- Un día nos dijo: “Yo no quiero que me den más dinero, ya me han ayudado bastante. Yo lo que quiero es trabajar”.
- Para esta época, A. ya estaba recuperada de su enfermedad.
- Y le tomamos la palabra, la empleamos en la escuela Abugida hace ahora un poco mas de un año. Querían cogerla de pinche pero nos negamos, dijimos que ella era cocinera.
- Y lo demostró, es una gran cocinera.
- Y la vida de A. cambió. Y también la de su hijo. Paso de ser un niño muy asustadizo y huraño ( normal al vivir en la calle) a ser un niño feliz y plenamente integrado en la escuela.
- Hoy en día A. es jefa de cocina en Abugida, y por merito propio ya que nosotros no intervenimos en estas cuestiones. Su vida ha dado un giro de 360º.
- Ojala pudiésemos cambiar la vida de muchas A.