11/11/08

¿Y por que las gafas?


ESTAMOS REALIZANDO UNA CAMPAÑA DE RECOGIDA DE GAFAS.


UNAS GAFAS EN CUBA

A proposito de las gafas y su tremenda importancia, recuerdo un viaje a Cuba hace años en el que entre otras cosas llevabamos unos 600 pares de gafas. Las sacamos en una de las escuelas donde ibamos y las pusimos encima de una mesa , para proceder a su recuento. Los vecinos se enteraron que en la escuela habian gafas y alli empezaron a acudir. Nunca me olvidare de la vecina de enfrente, una señora mayor con muy mala vision; metio la mano ( con permiso de la autoridad correspondiente) en el monton y !saco unas bifocales que le iban perfectas! lo cual quiere decir que los milagros existen...la señora era pura felicidad, y me dijo: !mija! ahora por fin y despues de 20 años voy a ver lo que cocino".
Y con ese sentido del humor tan cubanisimo y especial a continuacion añadio: " menos mal que hace 20 años que cocino lo mismo"...
Y aqui esta la foto testigo del recuerdo. V.

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UNAS GAFAS EN ETIOPIA

Abraham nuestro taxista, traductor, guía y finalmente amigo, nos estuvo esperando puntualmente a las tres y media de la tarde delante del bungalow en el hotel donde nos hospedábamos en Addis Ababa. Hacia algo de calor y el cielo estaba nublado prometiendo lluvia que seria muy bienvenida por los agricultores de la zona.
Cargamos seis bolsas de medicinas y dos grandes de gafas que nos fueron donadas por la fundación Bona Llum de Mallorca. Cuando Abraham nos pregunto donde queríamos ir esa tarde le explicamos que queríamos ir al centro de las hermanas de la Caridad, la orden de la madre Teresa de Calcuta en Addis. Lo conocía y en veinte minutos de conducir hábilmente por calles repletas de actividad, color, pobreza, sonrisas, personas, enfermos, y algún que otro burrito, llegamos a las puertas azules del centro.

Todos nos fuimos bajando del coche, mis 4 hijos, mi esposa y yo, mientras que Abraham se fue a tocar a la puerta del centro.
Un viejo con barba canosa que igual tenia cuarenta y tres años abrió la puerta y nos dejo entrar. Al poco rato conocimos a la hermana que llevaba el centro. Era una mujer india, pequeña, desconfiada, sonriente y muy inteligente. Parece ser que otras personas del primer mundo habían utilizado la imagen de la madre Teresa para embaucar y por lo tanto estaban logicamente muy cautelosas con los desconocidos. Finalmente acabamos visitándolas 3 veces. Su labor, su esfuerzo, su forma de solventar los problemas y su dedicación nos impresiono.

Al final de la primera visita volvimos al coche y cuando Abraham vio tantas gafas en las dos bolsas y que algunas eran para el sol, nos pidió si se podía quedar un par. Se las dimos y entramos en el centro de nuevo para entregar las gafas y la medicación a las hermanas. Al salir para volver al hotel, Abraham se acerco tímidamente y me dijo: "Mr.Michael, espero que no se enfade conmigo pero las gafas que me dio eran graduadas, y este hombre- dijo indicando un vagabundo añoso, tremendamente delgado con harapos y con un palo en sus manos como su única posesión que estaba sentado en el suelo-, no puede ver, y con las gafas puede ver de nuevo. ¿No se ofenderá si se las doy?"
En ese momento el viaje a Etiopía había valido la pena.
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